En este mes en que todo Chile desea y merece celebrar también conmemoramos 51 años del golpe cívico militar que fracturó nuestra democracia.
Además coartó la libertad de todos y todas. Resulta a ratos contradictorio vivir esta conmemoración mientras las mismas calles y edificios que fueron testigos de la tortura y bestialidad dictatorial se visten de símbolos patrios, pero con todos sus matices y colores este es nuestro país, nuestro hogar en común y podemos celebrar sin olvidar.
Celebrar a la patria es reconocerla con su presente, pasado y futuro. Es rescatar nuestra historia, es abrir espacio a la memoria. Sabemos que “aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo” por lo que siempre es importante asegurar que todas las generaciones accedan a la verdad y a la reflexión.
La memoria histórica es imprescindible para valorar los avances democráticos del país. El derecho que hoy tenemos como ciudadanía a participar e incidir activamente en los espacios sociales, políticos y organizacionales costó la vida y la integridad de muchas personas.
Aun así, sorprende que a pesar de todo el daño que hasta el día de hoy se busca reparar permanezcan los mensajes negacionistas, polarizadores y de odio. A 51 años del Golpe, reconocido mundialmente como el inicio de una repudiable dictadura cívico militar que ejecutó e hizo desaparecer a hombres, mujeres, niños, niñas y adolescentes, no podemos aceptar dichos de autoridades y de grupos organizados que buscan asimilar a un dictador con una figura de paz. Son faltas de respeto groseras e indolentes.
Como Gobierno entendemos que solidarizar con las agrupaciones de derechos humanos y los familiares de las y los detenidos desaparecidos no basta, por eso levantamos el Plan Nacional de Búsqueda asumiendo el deber de recuperar y reconstruir la trayectoria de cada víctima de desaparición forzada. Se trata de una política de Estado importantísima que reconoce al mismo Estado como responsable de haber permitido y ocasionado tanto dolor a Chile. Que viva la patria, pero que viva con memoria, con justicia y con reparación.
Por Danitza Ortiz Viveros, Seremi de Gobierno de Los Lagos.