“De la misma forma que se originó en África y llegó a Europa, mediante una persona infectada que se subió a un avión, puede expandirse a otras partes del mundo”.
Así detalló el profesor del Instituto de Biología de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Jorge Olivares, la posibilidad de que la viruela del mono trascienda las fronteras y se multipliquen los contagios.
“Por lo mismo es necesaria la prevención y controles sanitarios específicos a nivel de aeropuertos para evitar que esta enfermedad llegue al país y así detener su propagación”, resaltó el académico, quien agregó que “la nueva cepa que salió de África es mucho más virulenta que las anteriores, por lo tanto, tiene un alto índice de contagio”.
Olivares explicó que la viruela del mono – declarada por la OMS como una emergencia de salud pública de carácter internacional- es provocada por un virus similar al que genera la peste cristal. Una de sus características son las notorias pústulas en la piel de las personas. “Cuando éstas se revientan se libera el virus al ambiente. La transmisión de la peste del mono es por el contacto prolongado persona a persona y también se puede contagiar a través de objetos que hayan sido utilizados por personas infectadas y que estén contaminados por fluidos. Otra forma de contagio es dormir u ocupar sábanas que hayan sido utilizadas por una persona enferma”, afirmó.
Para el académico de la PUCV y magister en Ciencias Microbiológicas, la prevención se centra en evitar el contacto con personas contagiadas y objetos que estas mismas hayan utilizado. “A diferencia del Covid-19, que necesitaba un tiempo muy corto de exposición ante el virus para su contagio, la viruela del mono requiere de uno más prolongado”, señaló Olivares.
Actualmente, existen dos vacunas para combatir y prevenir esta enfermedad, las cuales están enfocadas a toda la población, pero se recomienda que los grupos de riesgo (personas con su sistema inmune comprometido) sean quienes cuenten con la inoculación. Además de las pústulas, las personas infectadas pueden presentar otros síntomas como malestar general, fiebre e inflamación de los ganglios linfáticos.