Gracias a la coordinación intersectorial de los mundos público, privado y académico, se logró concretar en Puerto Montt una iniciativa de formación en el oficio de barbería.
Es un curso de básica, el que tuvo la particularidad de beneficiar a jóvenes participantes del Injuv y otros que cumplen sanciones en libertad dictadas por tribunales de justicia.
El curso de barbería, se extendió por tres meses, fue impartido por dos maestros barberos voluntarios, reclutados por Fundación Kalen, dedicada al trabajo con personas privadas de libertad y en proceso de reinserción social, mientras que las clases se desarrollaron tanto en dependencias del Instituto Nacional de la Juventud, como el instituto profesional Aiep, quienes cedieron gratuitamente sus instalaciones de la carrera de estética integral.
Respecto de los jóvenes beneficiados, el director regional (s) de Sename, Cristian Andrade, señaló que “algunos de ellos, van a seguir con un taller para especializarse en este rubro. Las expectativas son amplias, los jóvenes pueden emprender con esto, así es que bienvenidas sean las herramientas blandas y duras que se les están entregando y por qué no, puedan ser en el futuro grandes barberos de acá de la comuna, en otros países o en otros lugares, por qué no, por qué no soñar”.
Justamente respecto a las expectativas y el impacto de este curso en los jóvenes, la Sra. Marilyn, madre de uno de los jóvenes beneficiados, señaló que “sufrimos un problema ahí con mi hijo que, bueno, este taller, y las ayudas que hemos recibido de parte varias entidades, ha ayudado a que mi hijo supere también la situación que vivimos en realidad como familia, que no fue tan sólo a él”.
“Desde el punto de vista como mamá – continúa Marilyn – como familia, nosotros estamos súper contentos, súper agradecidos por la oportunidad que se le brindó a mi hijo, hemos visto un avance en todos los aspectos de su vida, en el compromiso que él tuvo, la dedicación y aparte que le gusta, entonces, yo creo que en base a eso también él pudo esforzarse y dar lo mejor de sí. De hecho, él estudia en la mañana, va al liceo, y llegaba en la tarde corriendo, a veces mojado, con hambre y con frío, y se venía igual a su taller entonces de esa forma él me demostraba que le gustaba”.