Con Tecnología aportada por Investigadores de UFRO se prueba con éxito en planta maderera de Lautaro.
El sistema tiene un potencial de uso en toda clase de agua, incluyendo la de tipo doméstico. Además, su desarrollo constituye un ejemplo de vinculación ciencia-empresa, que puede servir de inspiración para otros proyectos innovadores.
Un desecho frecuente de los procesos de combustión de la madera en la industria forestal es el componente clave de la nueva planta piloto de tratamiento de aguas industriales de la empresa maderera Eagon Lautaro, de la región de La Araucanía.
Se trata de un carboncillo que, en este caso, se genera en la propia caldera de poder de la industria y cuyas propiedades viene estudiando desde hace más de una década el equipo de científicos a cargo del proyecto, liderado por la investigadora del Departamento de Ingeniería Química de la Universidad de La Frontera, Dra. María Cristina Diez.
Ahora ha logrado convertir este residuo forestal en una especie de “filtro” para el tratamiento de las aguas residuales, ya que tiene una característica singular de poder retener compuestos orgánicos contaminantes que se encuentran en el agua, como fue previamente comprobado por el equipo de científicos. Una vez que el filtro cumple su vida útil se puede reemplazar y disponer debidamente en un lugar seguro.
La planta piloto donde se utiliza el carboncillo fue desarrollada en el marco de la Ley I+D de CORFO, que promueve la innovación en el desarrollo de los procesos productivos de las empresas. La solución tecnológica, desarrollada por los investigadores del Departamento de Ingeniería Química y el Centro de Excelencia en Investigación Biotecnológica Aplicada al Medio Ambiente (CIBAMA), reduce el impacto de la operación de este tipo de industrias en el medio ambiente, además de lograr reutilizar desechos industriales, en el marco de la economía circular.
El sistema de tratamiento implementado permite recircular las aguas empleadas durante el proceso de riego y aspersión de rollizos destinados a la fabricación de tableros que la empresa desarrolla en su centro industrial de la localidad de Lautaro.
Previo a la elaboración de los paneles, los trozos de madera son almacenados en canchas de acopio y regados por aspersores. Durante este proceso, el uso de agua es elevado y contiene algunos compuestos químicos de la madera, llamados extractivos, que le dan una apariencia oscura al agua, por lo tanto, “la idea de este proyecto fue diseñar un sistema de tratamiento para contar con un agua mejorada para Make Up (o agua de reposición)”, explica la Dra. Díez, quien también es investigadora principal del Centro FONDAP CRHIAM (Centro de Recursos Hídricos para la Agricultura y la Minería).
Las pruebas han sido exitosas. “Esa agua sin duda, tras el tratamiento, tiene la capacidad para ser recirculada sin problemas”, destaca la especialista. La idea ahora es desarrollar una planta a escala real para el tratamiento completo del agua de recirculación utilizada en la planta.
Uno de los principales beneficios del proyecto para la empresa es el ahorro de agua, destaca la ingeniero Civil Industrial y estudiante de doctorado Marcela Levío-Raimán, quien además es la ingeniera de proyectos de la iniciativa. “La empresa acumula agua para riego o agua de procesos, donde la principal fuente de abastecimiento corresponde a las precipitaciones. Una parte de esa agua de recirculación es tratada en la planta piloto, en un caudal de 1,45 m3/hora”, detalla la investigadora.
En este sentido, esperan que el sistema a escala real trate un 3% del agua de recirculación empleada durante un día normal de operación, equivalente a 100 m3/día, ya que por el sistema de riego circulan aproximadamente 2500 m3 de agua en una jornada diaria, donde el proceso incluye piscinas impermeables para el almacenamiento y posterior recirculación.
En cuanto al carboncillo, la tecnología desarrollada por la UFRO tiene un potencial de uso en cualquier tipo de agua residual, incluyendo contaminantes como plaguicidas que es el principal desarrollo en el que han trabajado, pero también permitiría tratar el agua de uso doméstico. “La proyección que tiene es enorme”, afirma la Dra. Díez.
La investigadora destaca que este carboncillo presenta aún un alto contenido de materia orgánica y posee macro y microelementos, por lo cual también se puede emplear como un producto o enmienda para mejorar la calidad de los suelos agrícolas, o para uso en la construcción, para fabricar asfalto, ladrillos, entre otros. Además, posee un alto poder energético por lo cual se puede combustionar en la forma de briquetas o pellets.
“La cantidad de este carboncillo que hoy se genera en varias calderas de poder que combustionan biomasa es gigantesca y resulta que es una materia prima fundamental”.