Vehículos y transportistas son chilenos y querían transitar por Argentina para llegar a Coyhaique y Punta Arenas.
Fruto del acucioso trabajo de inteligencia y a la amplia experiencia en la detección de ilícitos relacionados al comercio exterior, funcionarios del Servicio Nacional de Aduanas interceptaron más de US$ 1 millón en contrabando de salida o exportación en el complejo fronterizo Cardenal Samoré, ubicado en el límite con Argentina en la Provincia de Osorno.
El éxito de este millonario procedimiento estuvo radicado en la labor realizada por la Unidad de Análisis de Riesgos de la Aduana de Osorno, que a través del cruce de diversos datos e informaciones pudo identificar el tránsito de estos vehículos.
Se trata miles de unidades de ropa, juguetes, electrodomésticos y hasta insumos veterinarios que fueron escondidos entre fardos y sacos de diversos productos, todo avaluado en más de $677 millones.
El procedimiento requirió un arduo trabajo de revisión y contabilización que tomó varios días y que partió la semana pasada, involucrando a cuatro camiones chilenos que viajaban desde el centro del país en tránsito a la zona austral. Para ello la ruta contemplaba salir por Cardenal Samoré e ingresar a Argentina, pasando por Bariloche, El Bolsón, Comodoro Rivadavia y Río Gallegos, donde supuestamente quedaría el contrabando.
El administrador de la Aduana de Osorno, Cristian Molina, explicó que en base a perfiles de riesgos y procesos analíticos se estableció la posible salida de mercancía sin declarar por Cardenal Samoré. Debido a ello se estableció una vigilancia especial y revisiones documentales y físicas focalizadas, logrando interceptar un total de cuatro camiones.
“Los vehículos fueron revisados en distintos días y todos tenían el mismo modus operandi, es decir, en sus manifiestos de carga indicaban traer productos en sacos o fardos, los cuales fueron usados para obstaculizar la revisión y ocultar el contrabando”, explicó el directivo.
Las mercancías de contrabando son diversas, tienen un valor que supera los $677 millones de pesos y quedaron incautadas. Asimismo, los camiones –todos chilenos y de propietarios distintos- por servir como instrumento del delito también fueron decomisados a la espera de las respectivas denuncias y acciones judiciales contra los involucrados.
El primer camión viajaba con destino a Punta Arenas y declaró llevar fardos, sin embargo, al momento de la fiscalización los aduaneros detectaron un problema en la estiba. En virtud de esta situación, instruyeron mover gran parte de los fardos y así quedó al descubierto gran cantidad de cajas y bolsas que contenían 3 mil controles remotos, 1.140 huinchas de medir, 15 mil encendedores, 125 cámaras de bicicletas, 9.000 envases de pegamento, 1.400 juguetes spinner, 24 pares de botines para dama, 4 botellas con productos de uso veterinario, 14 litros de suplemento para equino, 1 Bicicleta GT; 50 neumáticos de bicicletas aro 26 y 408 peluches. En total, dicho cargamento superó los $31 millones de pesos.
En tanto, el segundo vehículo también iba en tránsito a la zona austral y su manifiesto de carga indicaba que transportaba frutas y verduras. Al revisarlo se encontró que en la parte más alejada de la puerta se escondían 3.000 pares de panties, 4.800 pares de calcetines de bambú, 8.800 pares de calcetines de hombre, 31.800 bóxer, 12.852 sostenes, 79.932 calzones, 8.040 sostenes, 272 calzas polares, 34 calzas infantiles, 50 suéter de lana, 90 chaquetas, 1.620 carteras, 2.240 mochilas, 600 juguetes spinner, 12.550 lentes, 60 kilos de pañoletas de hilo, 40 kilos de mantas de polar, 60 kilos de chalecos de lana y 27 pares de zapatillas, entre otros.
El tercer caso era un tracto camión con fardos, el cual venía con una especie de tablero de color negro detrás del cual se escondían más de $365 millones en mercancías diversas, como 200 mil encendedores a gas, 500 pesas digitales, 195 portazapatos plásticos, 800 alarmas detectoras de humo, 222 balanzas digitales de cocina, 42 máquinas para hacer algodón dulce, 222 máquinas para hacer pop corn, 12.200 balones de fútbol, 120 filtros de agua, 120 aspiradoras multiuso, 32 patines roller profesional, 193 alisadores de pelo y 30 secadores de pelo
Finalmente, el último camión se suponía que traía sacos de papas y cebollas. De hecho, a simple vista estaba cargado hasta el tope con esos productos, sin embargo, detrás de los sacos se escondían 103 cajas con huinchas de medir de distintas mediadas, 18.600 prendas de ropa interior femenina, 21 bultos de huaipe, 64 bultos de ropa interior hombre, 12.600 calcetines, 139 cajas con spinners,79 cajas de linternas led recargable, 1.260 sistemas de ducha, 2.200 ampolletas led, 210 máscaras para soldar, 12 juegos de llaves de lavamanos, 320 soportes para llave lavaplatos y una serie de repuestos para maquinaria industrial además de billeteras y carteras, todo con un valor superior a los $205 millones.